Como Asesor Especial del Secretario General de la ONU para la Acción por el Clima, Selwin Hart encabeza una campa?a mundial para el incremento inmediato de las ambiciones climáticas. En esta entrevista, habla de la imperiosa necesidad de que los países desarrollados financien la adaptación al cambio climático para salvar vidas y proteger los medios de subsistencia en los países que se enfrentan a las peores consecuencias de tal cambio climático. La entrevista ha sido editada para mayor claridad y por motivos de extensión.

?Qué es lo que todo el mundo debería saber sobre la acción por el clima?

Nuestras oportunidades para evitar los peores efectos del cambio climático son muy limitadas. La acción por el clima no es algo que pueda retrasarse 10, 20 o 30 a?os. Debemos tomar medidas urgentes y ambiciosas ahora mismo.

?Debemos desanimarnos por el reciente informe del GIECC?

Este informe es una llamada de atención. Si no tomamos medidas ahora para reducir significativamente las emisiones, el futuro del mundo será catastrófico. Pero el informe también nos proporciona cierto grado de esperanza. Nos dice que si en el transcurso de la próxima década reducimos las emisiones a la mitad de los niveles actuales, evitaremos los peores aspectos del cambio climático.

Lo bueno es que tenemos las herramientas financieras y las tecnologías para hacerlo. Por ejemplo, el coste de la energía renovable ha disminuido considerablemente, y la presencia de esta se ha triplicado. Para limitar el calentamiento global a no más de 1,5 grados, a lo largo de la próxima década, tenemos que volver a triplicar las energías renovables. Otra de las ventajas es la mayor seguridad energética. En lugar de depender de suministros energéticos inestables procedentes del extranjero, los países pueden centrarse en la energía solar y eólica para satisfacer la creciente demanda de energía.

?Qué significa la adaptación al cambio climático?

La adaptación salva y protege vidas y medios de subsistencia. Fortalece la resiliencia de las personas, las comunidades y las empresas ante unos impactos climáticos cada vez más frecuentes e intensos. Un peque?o Estado insular en desarrollo, por ejemplo, podría construir una protección costera contra la subida del nivel del mar y garantizar que las infraestructuras físicas puedan soportar tormentas más fuertes. Un país que se enfrente a una sequía creciente debe invertir en sistemas de alerta temprana, preparar a los agricultores y a las comunidades locales y garantizar reservas de agua suficientes.

?Por qué necesitamos intensificar la adaptación?

Porque los efectos climáticos están empeorando. Están cobrándose vidas y causando perjuicios económicos, especialmente en los países pobres y vulnerables. Si no lo hacemos, se perderán innumerables vidas y habrá problemas económicos devastadores. El a?o pasado, 30 millones de personas se vieron desplazadas por catástrofes relacionadas con el clima, tres veces más que por la violencia y los conflictos. Nos enfrentamos a una amenaza global decisiva.

En el Acuerdo de París sobre el cambio climático, los países desarrollados se comprometieron a proporcionar a los países en desarrollo una financiación pública para abordar equilibradamente la mitigación y la adaptación. Sin embargo, solo una cuarta parte de la financiación total para combatir el cambio climático se destina a la adaptación. No está equilibrado. Por ello, el Secretario General ha pedido a los donantes y a los bancos multilaterales de desarrollo que aumenten la proporción hasta, al menos, el 50 %.

Cita lee: "El a?o pasado, 30 millones de personas se vieron desplazadas por catástrofes relacionadas con el clima, tres veces más que por la violencia y los conflictos"

 

?Por qué se ha retrasado la financiación de la adaptación?

Hay muchas razones. La principal es la falta de voluntad política. Si los países se toman en serio el cumplimiento de esta promesa, bastaría simplemente con sus firmas. Hasta ahora, tres países han dado un paso al frente: Dinamarca, Países Bajos y Suecia. Esperamos que otros también lo hagan.

Otro motivo de preocupación son los trámites burocráticos para acceder a una financiación destinada a luchar contra el cambio climático, estos deben reducirse significativamente sin menoscabar la calidad e integridad de los proyectos de adaptación y resiliencia. Además, los requisitos para acceder a la financiación se basan en la renta per cápita. Muchos peque?os Estados insulares en desarrollo y otros países vulnerables están clasificados por la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) como países de renta media. Esto significa que no tienen acceso a las subvenciones y a la financiación para el cambio climático en condiciones favorables para invertir en el fortalecimiento de la resiliencia. Nos parece necesaria una mayor amplitud de miras.

?Cuáles son las consecuencias?

En 2019, tuve la desafortunada experiencia de visitar las Bahamas después del huracán Dorian. Ha sido una de las experiencias más intensas que he tenido. Parecía que se hubiera lanzado una bomba sobre toda una isla. En toda mi vida, nunca había visto una devastación así.

En aquel momento, me planteé que si aquel país hubiera tenido acceso a recursos para reforzar sus infraestructuras, independientemente de la clasificación de la OCDE, entonces, ?podría haber cambiado algo? ?Habrían podido salvarse vidas y medios de subsistencia? La comunidad internacional tiene que enfrentarse a estas cuestiones. Es mejor permitir que los países accedan a subvenciones y a una financiación en condiciones favorables para invertir en resiliencia con anterioridad a las catástrofes, en lugar de esperar a que queden asolados y que la comunidad internacional tenga que proporcionarles ayuda humanitaria. El tiempo para tomar estas decisiones se acaba.

?Por qué la financiación de la adaptación es una cuestión de justicia?

Los países en primera línea de la crisis climática, como los peque?os Estados insulares en desarrollo, los países menos desarrollados, los países africanos y otros países vulnerables, son los que menos han contribuido a ella. Pese a ello, se enfrentan a repercusiones desmesuradas. ?frica se está calentando mucho más rápido que la media mundial, por ejemplo, y sufrirá períodos más largos de sequía, hambruna e inundaciones extremas.

Estos países de primera línea necesitan todo el apoyo de la comunidad internacional. Existe un claro imperativo empresarial para realizar estas inversiones en una fase temprana. También hay un imperativo moral. Francamente, después de 30 a?os de negociaciones multilaterales sobre el cambio climático y seis a?os después del Acuerdo de París, el desequilibrio en la financiación para la adaptación no es aceptable. En Glasgow, esperamos que se transmita el mensaje claro de que no se escatimarán esfuerzos para cumplir la promesa hecha en París.

Cita lee: "Para mí, el clima es algo personal. Hemos luchado codo con codo para defender los intereses de nuestro pueblo. Y no podemos defraudarlos"

 

?Es necesario hacer más hincapié en la adaptación en todas las economías y sociedades, antes que centrarse en proyectos por separado?

Tenemos que mejorar la planificación en los países en desarrollo basándonos en una mucho mejor comprensión de todos los retos a los que se enfrentan a causa de un cambio climático con peores repercusiones. Pero tenemos que hacerlo en paralelo a las inversiones en adaptación y resiliencia, dada la urgencia del desafío.

Muchos países en desarrollo han incorporado a sus planes climáticos nacionales la planificación de la adaptación. Muchos peque?os Estados insulares en desarrollo cuentan con planes nacionales de adaptación y resiliencia en sus planes de desarrollo a medio y largo plazo. Están planificando una adaptación que abarca la energía, el transporte, la agricultura, la pesca, etc. Pero el reto sigue siendo el acceso a la financiación. Así que hay que trabajar en la incorporación de la adaptación en todos los ámbitos, pero con una igualdad de condiciones a nivel internacional que sirva para apoyar a estos países.

?Quién tiene que actuar antes y más para reducir las emisiones?

El Secretario General ha hecho un llamamiento persistente al liderazgo de las naciones del G20 (Grupo de los 20). Representan el 80 % de las emisiones mundiales. No vamos a conseguir el objetivo de 1,5 grados sin contar con su firme liderazgo. Sin embargo, no todos los países del G20 son iguales. No se pueden tener las mismas expectativas respecto a Estados Unidos e India. Estados Unidos es un país muy rico y el mayor emisor de la historia. Las emisiones de la India están creciendo, pero sigue siendo un país en desarrollo con mucha gente en situación de pobreza. Al mismo tiempo que aborda el cambio climático, también tiene que pensar en el desarrollo.

Lo que la comunidad internacional debe hacer con urgencia en favor de las economías emergentes y los países en desarrollo es apoyar alternativas más baratas para satisfacer la creciente demanda de energía.  Asia y el Pacífico poseen el 94 % de los canales de distribución de carbón en el mundo. El paso más importante para que el objetivo de 1,5 grados siga siendo factible es eliminar el carbón, de forma rápida y gradual. Hay que apoyar a esta región para haga la transición a las energías limpias. Como he dicho antes, las tecnologías están ahí.

Las economías emergentes, como ha dicho el Secretario General, deben hacer un esfuerzo adicional. Parte del pacto del Acuerdo de París es que se les proporcione algún tipo de apoyo si lo necesitan. No obstante, la expectativa sigue siendo que el mundo desarrollado asuma el liderazgo, sin olvidar, claro está, que el objetivo de 1,5 grados depende de un esfuerzo global compartido entre todos.

El cambio climático no es problema sencillo, ?qué le hace seguir adelante?

Empecé como negociador climático para Barbados y luego para el Caribe y la Alianza de Peque?os Estados Insulares en Desarrollo. Una cosa de la que me di cuenta muy pronto fue que el verdadero papel de los peque?os Estados insulares en desarrollo es dar la alarma mundial de que el cambio climático no solo es real, sino que nos afectará a todos. Estos países son la conciencia del proceso multilateral.

Cita: "Los países en primera línea de la crisis climática son los que menos han contribuido a ella. Pese a ello, se enfrentan a repercusiones desmesuradas".

Para nosotros, fue desalentador poner sobre la mesa algunas de las propuestas más ambiciosas, que al principio fueron rechazadas. En 2009, cuando propusimos por primera vez el objetivo de 1,5 grados, solo nos apoyaron los países menos desarrollados. Por aquel entonces, las principales economías, como la Unión Europea y Estados Unidos, se centraban en un objetivo de 2 grados, pero sabíamos que con 2 grados algunos de nuestros miembros desaparecerían de la faz de la tierra. Recuerdo una reunión muy difícil en la que llegamos a la conclusión de que era mejor retirarse de la mesa antes que aceptar el objetivo de 2 grados. 

Las cosas han cambiado; 1,5 grados se ha convertido en el objetivo global. Aunque hay otras que siguen igual. Los peque?os Estados insulares en desarrollo siguen enfrentándose a un futuro incierto.

Para mí, el clima es algo personal. Tengo colegas y amigos que aún viven en esas islas. Hemos luchado codo con codo para defender los intereses de nuestro pueblo. Y no podemos defraudarlos. Ha habido momentos en los que parecía que debíamos rendirnos, pero no podíamos olvidar por qué y por quién luchábamos. Francamente, esto es lo que me sigue inspirando y motivando. No se trata de mí, sino de la gente que nunca entrará en una de esas salas de reuniones, que nunca participará en las conversaciones sobre el clima, pero cuyo futuro depende de las acciones de otros.

No podemos rendirnos. Será abrumador. Habrá contratiempos. Pero tenemos que continuar.

?Qué espera de la COP26?

La prioridad en Glasgow es que el objetivo de 1,5 grados se mantenga como una posibilidad viable y convincente. Sabemos que los compromisos nacionales hasta el momento no lo respaldan. Pero no podemos renunciar al 1,5.

En cuanto a la adaptación y la resiliencia, los países desarrollados deben dar un paso adelante y apoyar el llamamiento del 50 %. Glasgow tiene que ser el momento en el que el mundo empiece a tomarse en serio la adaptación y la resiliencia. En repetidas ocasiones, he visto que los países vulnerables se presentan como símbolos de la vulnerabilidad climática. Pero las palabras o expresiones de solidaridad carecen absolutamente de sentido si no se acompa?an de acciones muy concretas.

Un último apunte es que debemos seguir buscando formas de implicar a los jóvenes en los debates y las decisiones sobre el cambio climático. Oigo su frustración. Tienen razón. Hemos tardado demasiado en actuar, y ahora la carga recae sobre sus hombros. Espero que escuchemos sus voces en Glasgow y después de Glasgow. Más aún, debemos garantizar que tengan un asiento en la mesa cuando se tomen decisiones importantes sobre su futuro.

 

Entrevista disponible en inglés