Aunque las mujeres han logrado avances notables en muchas profesiones, la pol赤tica no es una de ellas. De hecho, en todo el mundo, las mujeres han brillado por su ausencia en la adopci車n de decisiones y en la formulaci車n de pol赤ticas p迆blicas. Con ocasi車n de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en la Ciudad de M谷xico en 1975, se record車 a la comunidad internacional que la discriminaci車n contra la mujer segu赤a siendo un problema persistente en numerosos pa赤ses; y aunque se exhort車 a los gobiernos a desarrollar estrategias para promover la participaci車n igualitaria de las mujeres, su participaci車n pol赤tica todav赤a no se identificaba como una prioridad. Desde entonces, aunque ha habido un creciente inter谷s por la representaci車n de las mujeres y sus repercusiones para las estructuras de toma de decisiones, esa mayor atenci車n no ha producido resultados inmediatos. Por ejemplo, en 1975 las mujeres representaban el 10,9% de los parlamentarios de todo el mundo; diez a?os m芍s tarde ese porcentaje solo hab赤a aumentado un punto porcentual, hasta el 11,9%.

Fue solo en la Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluaci車n de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, celebrada en 1985 en Nairobi, cuando los gobiernos y parlamentos se comprometieron a promover la igualdad de g谷nero en todas las esferas de la vida pol赤tica. Esas iniciativas siguieron consolid芍ndose diez a?os despu谷s en el Plan de Acci車n de Beijing, adoptado en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Fue tambi谷n en esa conferencia que la violencia contra la mujer fue identificada como un obst芍culo para el adelanto de la mujer que requer赤a una atenci車n especial.

Desde el Plan de Acci車n de Beijing, la representaci車n de las mujeres en los parlamentos y sus repercusiones para la toma de decisiones pol赤ticas ha sido objeto de una gran atenci車n. La Uni車n Interparlamentaria (UIP), que se ha dedicado a la investigaci車n y la recopilaci車n de datos sobre las mujeres en los parlamentos, respald車 las iniciativas de las Naciones Unidas para lograr la participaci車n plena de las mujeres en la pol赤tica. Aunque formulado en numerosas ocasiones, el compromiso de la UIP se reflej車 posiblemente mejor en su declaraci車n de 1992:

"El concepto de democracia s車lo tendr芍 un significado verdadero y din芍mico cuando las pol赤ticas y la legislaci車n nacional sean decididas conjuntamente por hombres y mujeres y presten una atenci車n equitativa a los intereses y las aptitudes de las dos mitades de la poblaci車n."

En septiembre de 1997, la UIP aprob車 la Declaraci車n Universal sobre la Democracia, en la que se articul車 el principio de que la democracia presupone una aut谷ntica asociaci車n entre hombres y mujeres que reconoce las diferencias y se enriquece con ellas, y en la que los hombres y las mujeres trabajan como iguales y se complementaban mutuamente. Estos principios impregnan todo el trabajo de la UIP, asegurando que la asociaci車n entre los g谷neros siga estando en el centro de todas sus actividades.

No es de extra?ar que en cumplimiento de su compromiso con la igualdad de g谷nero y la asociaci車n de los g谷neros, la UIP haya participado en dos actividades relacionadas y complementarias: primero contribuy車 a apoyar a los hombres y las mujeres en su funci車n como parlamentarios, incluso a promover a las mujeres en la adopci車n de decisiones pol赤ticas; y m芍s recientemente contribuy車 a movilizar a los parlamentos a fin de que tomen medidas para eliminar todas las formas de violencia contra la mujer. Hoy en d赤a se reconoce universalmente que la violencia contra la mujer es la peor forma de discriminaci車n contra la mujer y una afrenta a la igualdad. Constituye la negaci車n de los derechos humanos fundamentales de las mujeres y, en consecuencia, es un problema que afecta a los hombres como a las mujeres. Por consiguiente, ambas iniciativas ten赤an por objeto reforzar la democracia parlamentaria y comprometieron a responsables pol赤ticos, hombres y mujeres, a fin de generar el cambio necesario.

Los resultados de esta atenci車n mundial a la necesidad de una mayor participaci車n de las mujeres en la pol赤tica son alentadores. En la actualidad, el 18,6% de los esca?os en los parlamentos est芍n ocupados por mujeres, lo que constituye un aumento del 60% desde 1995. Sin embargo, en la cuarta parte de los parlamentos la participaci車n de las mujeres todav赤a es inferior al 10%. Se est芍n haciendo progresos, pero el ritmo ha sido lento y no se est芍n logrando en todos los pa赤ses. Los prejuicios y las percepciones culturales sobre las funciones de las mujeres, la falta de recursos financieros y la indiferencia de las instituciones siguen impidiendo el acceso de las mujeres a la pol赤tica y su participaci車n en ella. ?C車mo podemos tolerar una situaci車n donde la democracia todav赤a no refleja la paridad entre los g谷neros? Es evidente que todav赤a queda mucho por hacer.

Sabemos que la participaci車n de las mujeres influye en la pol赤tica. Las mujeres aportan a la pol赤tica puntos de vista, aptitudes y perspectivas diferentes que ayudan a conformar el programa pol赤tico. Los cambios en la manera en que funcionan los parlamentos reflejan la influencia positiva de la presencia de las mujeres: una mejor forma de expresarse y comportarse; un orden de prioridades diferente de las cuestiones y pol赤ticas; la sensibilidad hacia las cuestiones de g谷nero en todos los aspectos del gobierno, especialmente en la elaboraci車n de los presupuestos; y la introducci車n de nueva legislaci車n y cambios a las leyes vigentes. La participaci車n de las mujeres en la toma de decisiones de gobierno est芍 dando una visibilidad pol赤tica importante a los derechos de las mujeres en todo el mundo. Aunque las mujeres no son un grupo homog谷neo, tienden a apoyar a otras mujeres y han contribuido a incorporar los intereses y las preocupaciones de las mujeres a los programas parlamentarios. Una de las preocupaciones m芍s importantes es la violencia contra la mujer. Aunque no es un problema limitado 迆nicamente a las mujeres, no es casualidad que hayamos visto como se presta cada vez m芍s atenci車n a la eliminaci車n de todas las formas de violencia contra la mujer.

RWANDA. Tambi谷n hemos visto que las mujeres logran avances en su representaci車n en los parlamentos y ocupan puestos de mayor responsabilidad e influencia. Uno de los casos m芍s destacados es el de Rwanda. En 2003, el 48,8% de los candidatos que resultaron elegidos para ocupar esca?os en la c芍mara baja de Rwanda fueron mujeres, lo que coloc車 a este pa赤s en la primera posici車n en el mundo en t谷rminos de representaci車n de las mujeres en el parlamento, muy por encima de lo que normalmente se acepta como la "masa cr赤tica" necesaria de un tercio. Hoy el porcentaje de parlamentarias es un 56%. Sin embargo, es importante se?alar que el 谷xito de Rwanda no refleja solo el aumento del n迆mero de mujeres parlamentarias, sino tambi谷n la presencia de un grupo de mujeres comprometidas y el modelo sumamente desarrollado de formulaci車n de pol赤ticas mediante un proceso consultivo que han empezado a utilizar.

El Foro de Mujeres Parlamentarias de Rwanda, que re迆ne a mujeres de los distintos partidos pol赤ticos, coordina el programa de la mujer en el pa赤s. Desde 2003, ha trabajado para mejorar la igualdad de g谷nero en el Parlamento, presentando iniciativas legislativas con una perspectiva de g谷nero y mejorando el control del gobierno en materia de g谷nero. Su logro m芍s importante hasta la fecha ha sido la introducci車n en 2006 de un proyecto de ley hist車rico para combatir la violencia de g谷nero, que por primera vez introduc赤a la definici車n de violaci車n en la legislaci車n de Rwanda. Lo que contribuy車 a la aprobaci車n definitiva del proyecto de ley fue el proceso altamente participativo liderado por las mujeres parlamentarias de Rwanda durante un per赤odo de dos a?os, y el apoyo de la sociedad civil a trav谷s de alianzas estrat谷gicas cuidadosamente cultivadas. Tambi谷n result車 muy importante que el Foro de Mujeres Parlamentarias de Rwanda colaborase estrechamente con los hombres, haci谷ndolos part赤cipes de todas las etapas del proceso de formulaci車n de pol赤ticas y asegur芍ndose de que sintieran la cuesti車n como propia. Cuando el proyecto de ley se present車 fue patrocinado por cuatro hombres y cuatro mujeres. Que ese proyecto de ley fuese aprobado 10 a?os despu谷s de que se discutiera por primera vez en Rwanda la legislaci車n para combatir la violencia contra la mujer, en un momento en que las mujeres no ten赤an influencia en el Parlamento, constituye una prueba de que la participaci車n de las mujeres es decisiva para eliminar la violencia contra la mujer.

PAKIST?N. Se han constatado avances similares en otros pa赤ses. En el Pakist芍n, bajo la direcci車n de la primera mujer Presidenta de la Asamblea Nacional, el primer grupo de mujeres parlamentarias de los dos principales partidos ha ayudado a sus miembros a trabajar conjuntamente por la causa de las mujeres en Pakist芍n. El grupo ha concentrado sus esfuerzos en las pol赤ticas y servicios para las mujeres, especialmente las mujeres que han sobrevivido a la violencia. Este esfuerzo se ha reflejado en la introducci車n de l赤neas telef車nicas directas para facilitar el acceso a la asistencia m谷dica, jur赤dica y en materia de seguridad con una sola llamada. A trav谷s del grupo, la atenci車n tambi谷n se est芍 centrando en la dif赤cil situaci車n de las v赤ctimas de quemaduras por 芍cido y queroseno, su tratamiento y rehabilitaci車n. Se han dedicado fondos a la construcci車n de centros de tratamiento, sobre todo en las zonas remotas y subdesarrolladas, y hay una campa?a en marcha para empoderar a las mujeres supervivientes, que tradicionalmente han sido marginadas y excluidas por la sociedad.

ESPA?A. En Espa?a, la participaci車n de las mujeres en la toma de decisiones y en el Parlamento llega a m芍s de un 30%, lo que ha dado lugar no solo a un amplio enfoque legislativo para combatir la violencia contra la mujer, sino que tambi谷n ha tra赤do consigo un importante componente de control y seguimiento de la acci車n del Gobierno. En 2008, el Congreso de los Diputados cre車 una subcomisi車n de la Comisi車n de Igualdad encargada de estudiar el funcionamiento de la Ley Org芍nica de Medidas de Protecci車n Integral contra la Violencia de G谷nero, de 2004. La subcomisi車n recibi車 autorizaci車n para solicitar la comparecencia de diversas personas que pod赤an proporcionar datos cualitativos y cuantitativos basados en sus experiencias, como juristas, personas procedentes del mundo acad谷mico, administradores, profesionales de los medios de comunicaci車n y representantes de organismos encargados de hacer cumplir la ley. El objetivo era estudiar de cerca las repercusiones de la ley y sacar conclusiones que el Gobierno pudiera emplear para tomar nuevas medidas o modificar y mejorar la ley. Las primeras conclusiones de la subcomisi車n se presentaron el 25 de noviembre de 2009.

SUECIA. Sin embargo, el peso del cambio no recae en las mujeres parlamentarias en todos los pa赤ses. En Suecia, por ejemplo, los hombres parlamentarios utilizaron su posici車n como l赤deres de opini車n para cambiar actitudes. La Red de Hombres Parlamentarios de Suecia, una agrupaci車n multipartidista en funcionamiento desde 2004, anima a los hombres a participar en un debate sobre sus valores, sus prejuicios y la igualdad de todos los seres humanos. La Red trabaja en la prevenci車n de la trata de seres humanos y la violencia contra la mujer y procura influir en la sociedad civil alentando a los hombres a participar en el di芍logo en el Parlamento, a nivel regional y en cooperaci車n con otras organizaciones. La Red tambi谷n organiza reuniones con agentes de polic赤a, abogados, jueces, militares, entrenadores deportivos, escuelas y sindicatos para examinar valores, actitudes y la necesidad de cambio.

Mientras el mundo moviliza sus esfuerzos en 2010 bajo la campa?a del Secretario General "Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres", cabe recordar los progresos realizados a pesar de que los parlamentos apenas han comenzado a representar los intereses y aptitudes de las dos mitades de la poblaci車n. Con independencia de que el centro de atenci車n sea la legislaci車n, el control de los gobiernos o el cambio de mentalidades, la participaci車n de las mujeres en la toma de decisiones pol赤ticas refuerza nuestras sociedades y nuestras instituciones democr芍ticas. Imag赤nense, entonces, todo lo que puede lograrse cuando los parlamentos, que hablan por todos nosotros, sean realmente un reflejo de una asociaci車n de igualdad, donde las voces de los hombres y las mujeres sean escuchadas con el mismo pleno respeto y sean un lugar donde hombres y mujeres unan sus fuerzas para asegurar que el fin de la violencia contra la mujer sea una realidad.